03 noviembre 2008

Un poco de filosofía


MATERIALISMO DIALÉCTICO... La religión


"Para Marx y Engels, lo divino no es otra cosa que la esencia del hombre como especie, mientras que lo humano es la esencia del hombre como individuo. El hombre pone sus propios atributos (inteligencia, amor, voluntad...), fuera de sí mismo, en otro ser llamado Dios. Esos atributos son lo mejor de sí mismo, y le caracterizan como especie. Por eso se produce el atropomorfismo de Dios, se le suele dar forma de hombre, y se le convierte en un ser moral dotado de la capacidad de premiar, castigar y perdonar. El hombre alienado se encuentra sometido a un poder extraño a él que lo domina y le impide ser él mismo, sujetándole a leyes impuestas. La religión es la esperanza de que en otro lugar exista la justicia que no hay en el mundo, por eso incita a soportar la opresión: "es el opio del pueblo". Puesto que el hombre necesita de una religión, el único Dios del hombre debe ser la humanidad. Según Marx, el camino de la emancipación moral es la crítica de la conciencia religiosa y la devolución al hombre de la esencia humana."


11 octubre 2008

"La enfermedad" Eduardo Galeano

En alguna parada, un enjambre de chiquilines invadió el ómnibus. Venían de la escuela, y no paraban de hablar y de reír. Hablaban todos a la vez, a los gritos, empujándose, zarandeándose, y se reían de nada y de todo. Un señor increpó a Andrés Bralich, que era uno de los más estrepitosos:
--¿Qué tenés, vos? ¿La enfermedad de la risa?
A simple vista se podía comprobar que todos los demás pasajeros habían sido, ya, sometidos a tratamiento médico, y estaban completamente curados.
Sombríos, graves, esos rostros del Museo de Cera atravesaban la ciudad de Montevideo, de casa al trabajo, del trabajo a casa, a salvo de cualquiera de las locuras que en el mundo acechan.
LOS TUYOS

Has llorado, en secreto, a los tuyos.

Lenta, inexorablemente, los has visto partir

alejarse para siempre.
Has sentido, en tu corazón,

el desprendimiento de una rama que cae.

Y luego has borrado
las huellas de esas lágrimas,

has contenido, en el límite infranqueable,

los bordes de tu propio dolor

y lo has devuelto a tu pobre vida,
a los días siguientes, a las horas,
para que permanezca allí.

Oculto

como una invisible y constante
cicatriz.

Juan Manuel Inchauspe

Escritor santafesino :)